We were words

1916 en Francia. El mundo cambiaba. La llamaban la gran guerra.

Las personas perdían la esperanza, pero lo cierto es que Marjorie Lefebvre llevaba bastante tiempo sin tener alguna. Todo lo que conocía era la traición; eso y la necesidad constante de huir cuando las cosas no iban fáciles.

Había perdido todo, porque una artista sin sus ideas no era nada, o al menos eso creyó hasta que llegó un sobre a su puerta.

Marjorie había olvidado lo dulce de los sonetos, los cuentos de buenas noches y también lo que era sentir calidez en las palabras de alguien; puede que Ethan no fuera el mejor contando cuentos y que no fuera dulce como el azúcar, pero había algo en sus palabras que le recordaba a Marjorie lo que era recobrar el amor por algo, como un poema, un dibujo a carboncillo o algún comentario que se sintiera a secretos.