-Al principio pensé que ibas a caer a mis pies como cualquier persona. Eras difícil, pero yo sabia que pronto te tendría a mis pies -me miro fijamente esperando una respuesta de mi parte. Él sabía a la perfección que siempre trataba de oponerme a sus ideas.
-Estas en lo equivocado. No quiero nada contigo -volví a tratar de dejárselo en claro. El sonrió y después contestó.
-Niall, si no quisieras nada conmigo te hubieras largado a otra escuela, hubieras salido del estado, del país, hacer cualquier cosa con tal de estar lejos de mi pero, al parecer no quieres irte. Quieres que te siga molestando, ¿Cierto? -no le respondí, solo me le quede viendo con furia. En parte había acertado, pero, yo tampoco tenía el dinero ni alguna explicación que darle a mamá por el motivo de que quiero mudarme. Sería muy repentino y estupido -Y aún así, a donde fueras, yo te seguiría. Me gustas Niall, me gustas mucho -sonrío con demasiado gusto, esta era la primera vez que me lo decía y sabia que decía la verdad.
-¿Por qué no solo aceptas que nunca te voy a aceptar? -ya estaba harto de este tipo.
-Algún día lo harás, Niall. Eres como mi fruta prohibida en el jardín del Edén, ya que, lo fácil aburre, lo difícil atrae, pero lo imposible obsesiona.