En el mundo de sombras y eternidad,
Donde los vampiros encuentran su realidad,
Yo, Amelia Malkelson, te dedico este poema,
A ti, Stefan Salvatore, mi amor suprema.
En tus ojos de fuego, encontré la luz,
Un amor intenso, que nunca se reduz,
Tu corazón atormentado, lleno de dolor,
Pero en tus brazos, encontré mi amor.
Juntos enfrentamos el destino incierto,
Superamos obstáculos, sin miedo ni despierto,
Tu amor me envolvía como un abrazo cálido,
Y en cada momento, me sentía protegido.
Pero el destino cruel se interpuso en nuestro camino,
Y la muerte llegó, llevándote en su destino,
Aunque mi vida se apague en la oscuridad,
Mi amor por ti, Stefan, nunca se extinguirá.
Hasta que nuestros caminos se encuentren, sin ocaso.