Este glaciar comprimido en desolaciones, en miedos, en dolores, en sentimientos y en experiencias ha explotado por el peso que dobló su tamaño; prácticamente me estaba quedando sin oxígeno, me estaba ahogando. Este es el espacio donde des-
cargo el dolor más grande de la vida, o por lo menos de mi vida. Mis miserias y mis glorias solo las puedo expresar en la poesía, en la literatura. He usado el lápiz para no morir por mi propia
mano, para tener una mínima esperanza de que mi vida vale la
pena, que hay sentido en mi dolor, en mi vacío; aunque quizás
no tenga sentido la vida.
Este libro habla a los sofocados, a quienes quieren gritar, pero deben callar porque la sociedad los va a señalar; a quienes les falta el coraje para arrojarse al vacío, de saltar por sus sueños;
a quien cree que es un desastre pero en realidad es arte. Aquí
pueden gritar, no solos sino conmigo, sin ser juzgados, sin ser etiquetados. Este es un libro para las minorías.
Es verano y tengo frio