Descripción. Mi pensamiento siempre ha sido el de vivir en una pecera. Dependiendo de la vida que lleves tus paredes pueden ser del más fino cristal, o en cambio de uno resistente, de plástico u acrílico. Con adornos o sin ellos, con recuerdos o sin ellos, con compañía o sin ella. El hecho es que todos vivimos en una pecera. Dependiendo del punto de vista de cada quién, esa pecera puede convertirse en el fondo del arrecife, la cima del mismo, o en cambio, el mar abierto y amplio de posibilidades para una vida en libertad. Pero ninguno de los dos poseía esa última.