Todos una vez en la vida hemos hecho algo que iba en contra de nuestras normas morales: aquellas que nosotros mismos nos implantamos. Mikaela Smith no es una excepción; ella misma se obligó a crear una norma que debía cumplir sí o sí, y ella misma se encargó de romperla. Obviamente no era su objetivo hacerlo, igualmente que William Baker tampoco era su objetivo. Hasta que sus destinos se entrelazaron en un juego de tira y afloja lleno de seducción y pasión. Él no es bueno para ella y se lo advierte más de una vez, pero tienen que admitir ambos que eso es lo que más les ha llevado a esa situación, a esos juegos. Ella no está preparada para todo lo que William esconde detrás de esa siniestra y seria máscara. Y él no está preparado para romper todas sus barreras cuando ella lo toca. Es ahí cuando unas simples palabras marcan el comienzo de algo más que un sucio juego, el comienzo de unos sentimientos que podrían destruirlos a los dos. Las palabras aún siguen en los cristales como si fuera bao: «No te asustes si te digo un te quiero». ------------------------------------------------------------------------ © Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.All Rights Reserved