La realidad me ha golpeado tantas veces, pero esta vez dolía más que ninguna otra, porque sé que le rompo el corazón cada vez que me ve llorar, lo puedo ver cada que veo sus ojos y me pide que lo suelte todo como si de una tormenta tropical se tratara. Tengo la costumbre de ver lo que no hay, de imaginar que el elegido era un príncipe sacado de los cuentos, para al final terminar en la situación en la que me encuentro ahora. -Toda mi vida he escrito canciones de amor sin verdaderamente sentirlo -dije mientras sentía su mano acariciando mi cabello centímetro por centímetro-. Me aterra pensar que tal vez sea así para siempre.