No quería aceptarlo, no quería pensar en ello, pero su figura, su semblante, su forma de ser me atraparon lentamente, podía ir, podía alcanzarle, pero entonces, mi inmortalidad me pidió ser paciente... 200 años con tu recuerdo en mi mente, con tu aroma en mi memoria y tu voz en mis sueños, 200 años eternos y fluctuantes, me hacían morir dentro.All Rights Reserved