Se dice que estaba hechizado; maldito. Cuando analizaron su cadáver, el médico aseguró que su cerebro estaba encharcado, sus órganos podridos y sus intestinos raídos. Su corazón era del tamaño de un guisante, o al menos eso es lo que nos han contado. Nos han inculcado que esto fue fruto del incesto de la monarquía, que no estaba hechizado, sino enfermo. Pero, ¿y si hubiera algo más detrás? ¿Podemos asumir que no había maldición alguna en un reino en el que las brujas, las conspiraciones y las supersticiones eran el día a día?