Que nuestro amor sea sempiterno

En las tierras de Mori coexistía la magia con la naturaleza todos los habitantes de este reino eran conocidos como los amantes de los árboles ya que su magia contribuía al crecimiento de nuevas especies e incluso el cultivo de nuevas criaturas, es completamente un sueño. Pero Izuku Midoriya no pensaría igual, ella siendo una joven pecosa peliverde omega había sido condenada por los espíritus de su pueblo asegurando que ella solo traería desgracias a su gente, por ende, la marcan de por vida dejando un pasado que solo la menospreciaría como persona y lo peor de todo es que nadie se le acercaría por miedo a ella y su maldición, sus anhelos se destruyeron llenándola en un mundo de completa soledad, tenía la esperanza de conocer a alguien que la aceptara sabiendo lo que es pero, ¿Quién se atrevería a amar a alguien que es el principio del caos?.
Claro su destino no sería encontrar a un príncipe azul que cabalgue en un corcel blanco hasta el atardecer, Bakugou Kastuki tenía el don que con "agraciadas" palabras podría enviar a todo el universo al carajo, su temperamento era irritable pero, el destino tampoco le beneficio en nada, gracias a la presencia de un demonio que se apodero de su alma y su ser, privándolo de cualquier sentimiento o sensación, que lo a sofocado en un vacío de desesperación, dando a entender que cada noche que pasaba su alma se estaba pudriendo al punto de morir, estaba esfumando sus esperanzas dejando que el demonio le arrebatara su cuerpo.