La vida de un Cáncer, por lo general, nunca fue sencilla.

“¿Qué era lo que se suponía que debía sentir en momento como esos? Había visto cómo el hombre al que amo se deterioraba poco a poco. Primero fue su piel que era más pálida de lo normal, luego fueron sus ojos que perdían profundidad y luz, después su cabello cayendo a pedazos. Claro que… eso no era lo que me partía, sino el hecho de estar perdiéndolo más allá de algo físico. Shin-chan estaba perdiendo el sentido de la vida… me estaba dejando solo…”

Midorima Shintarou, un chico de dieciséis años atraviesa los peores momentos de su vida al ser diagnosticado como terminal. ¿Lo peor? No lo está matando el cáncer… sino él mismo…