Siempre encontré interesante el mundo de los grandes proveedores de sustancias ilícitas, no para consumirlas; sino porque vivía una vida tan monótona que el hecho del pensar en sentir un poco de adrenalina, era música para mis oídos. Así fue como un día en una fiesta decidí hacerme amiga de alguien que por más que esa no fuese su intención, iba a conseguir hacerme sentir esa adrenalina tan añorada por años. Sin embargo, todo lo que sube tiene que bajar, por eso una vez terminado el efecto de la adrenalina todo lo que creí haber construido se derrumbó. -anonimo