Margo sabe que alguien la acecha, pero no es miedo lo que le provoca, descubre un insano gusto por el juego perverso en el que su acosador la ha hecho caer. Cada noche al llegar hace un movimiento en las piezas del tablero esperando el siguiente al volver. No contempla las dimensiones del asesino que invade su casa cada vez que no está en ella, pero ese siempre ha sido su defecto: no tiene miedo del peligro. Y es esa ausencia de miedo lo que hace que su depredador la persiga. Él quiere que le tema. Ella quiere que la ame. Klaus y Margo moverán las piezas, pero al final, es el destino quien dictará la última palabra.
7 parts