Las habladurías suelen conllevar siempre un matiz de desconfianza. Un tema al que no hay que prestar importancia. Sin embargo, justo como sucedió en su momento en el poblado colindante al mar del Norte, los habitantes del Sur harán frente a una situación límite y sobre todo, preocupante. Todo viene de la mano de unos misteriosos frutos violáceos surgidos de la nada en el Bosque de los Fresnos. Augurio indudable de lamentos.