Takemicci no sabe qué hace ahí, no sabe cómo terminó ahí. Apenas sabe sobrevivir ahí, quiere llorar y está muy confundido.
El demonio que lo está cortejando y que habla tremendas obscenidades sobre su cuerpo y sangre, no ayuda mucho a la situación.
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Takemicci no sabe qué hace ahí, no sabe cómo terminó ahí. Apenas sabe sobrevivir ahí, quiere llorar y está muy confundido.
El demonio que lo está cortejando y que habla tremendas obscenidades sobre su cuerpo y sangre, no ayuda mucho a la situación.
Samantha Rivera y María Victoria Arellano.
No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura. Nunca pensaban igual, tenían ide...