"Lyanna Stark, su madre, le recibe en sus aposentos con un fuerte abrazo. - Prométeme, por los antiguos dioses y los nuevos, que vas a volver. - Lo prometo -ambos sabían que era una mentira, algo que no era seguro, pero prefieren aferrarse a una dulce mentira que a una cruel realidad. - Ve, descubre el por qué de tus pesadillas. Desde que tiene uso de razón hubo sueños que le atacaban por las noches. Algunos eran de un bello joven de cabellos castaños, aunque nunca lograba distinguir su rostro, pero sabía que era la persona de su corazón y su alma. Otras veces le asaltaban unas terribles pesadillas, él enfrentándose a una persona de cabellos platinados con una horrenda cicatriz a causa de una quemadura en el lado derecho de su rostro; además del espantoso dolor en su pecho al verse ahí; con dicho joven tampoco lograba ver su rostro, solo veía su cicatriz. En esas pesadillas siempre hablaba, pero jamás alcanzaba a escucharse ni escuchar lo que el otro contestaba, solo entendía una última frase por parte del otro. - ¡Fuiste tú quien lo llevó a la muerte, era mío por derecho! -eso escuchaba antes de despertarse completamente sudoroso, asustado, enojado y, la emoción que más pesaba dentro de él, triste. Es tiempo de buscar la verdad, debe hacerlo y si tiene que matar a ese tal Aegon, lo hará con mucho gusto."