Al contrario de lo que Hermione afirmaba, lo que olía no era hierba, pergamino nuevo ni pasta de dientes de menta verde. Una alucinante amalgama de confusión seguida de una comprensión periférica y luego un miedo instantáneo la hizo sonrojarse tanto que la habitación se volvió borrosa en los bordes de su visión mientras ahogaba la mentira. Era un pergamino viejo guardado en la sección restringida, manzanas verdes agrias y algo picante (¿no canela, sino clavo de olor?) que permanecía dentro de sus fosas nasales. Estaba mareada, con los párpados caídos pesadamente, incluso cuando una pequeña parte de su cerebro gritaba lo mal que estaba esto. Una parte más grande y ruidosa de ella hizo a un lado la vergüenza en favor de instintos más básicos. Esos instintos se amortiguaron y disiparon y la vergüenza se apoderó de ella cuanto más alejada estaba del delicado e inconfundible aroma que flotaba en el caldero. •Traducción Autorizada• ©Todos los derechos reservados a J.K Rowling y @InLoveWithForever
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