Kakucho trabaja cada noche como acompañante de citas. El dinero que obtiene lo da a un orfanato dónde pasó gran parte de su infancia. Izana por su parte es un modesto pediatra que logró superar cada obstáculo en su vida hasta convertirse en uno de los mejores en su área. Los dos sin padres ni familiares y el haber vivido una infancia rodeada de incertidumbre y tormento, convirtieron sus personalidades en una mezcla de frialdad y desconfianza cada vez que conocían gente nueva. Sin embargo, un día se conocieron y terminaron por formar un vínculo de mutua necesidad y amor por el otro.