Podríamos considerar No es país para viejos una película de frontera y no andaríamos muy desencaminados, pero nos quedaríamos cortos. Cabría afirmar que The Ladykillers es un remake del largometraje británico El quinteto de la muerte (1955), de Alexander Mackendrick, y nadie podría desdecirnos, aunque es insuficiente. Es lícito sostener que Barton Fink constituye un soberbio ejemplo de metacine, pero falta algo. Hay quien sostiene que El gran Lebowski es un icono del frikismo y es muy difícil encontrar reparo a ese aserto, sin embargo no basta. El colmo llega con O Brother, Where Art Thou?, del que los propios hermanos Coen admiten estar en deuda con la Odisea, pero la crítica se limita a dejar constancia de ese detalle o, como mucho, a mencionar el episodio de las Sirenas, que no es el mejor del filme, pero sí el más obvio. Etcétera.
De manera que Hey, Dude! no nace para destruir el aparato crítico construido alrededor de la filmografía de estos geniales cineastas, sino para bucear en otros enfoques que nos permitan conocer las referencias religiosas, literarias, cinematográficas o filosóficas que bañan el cine de una de las parejas más creativas en la historia del séptimo arte, aderezado todo ello por el toque Coen que impregna de un humor muy característico las producciones de los hermanos de Minneapolis.