Seguramente esta es la clásica historia de amor en la que un adolecente de 18 años se enamora en la preparatoria, conoce al chico de su vida y vive eternamente feliz con el, pero no, en la vida real, las cosas no son de esa manera, en el mundo real, te rompen el corazón, juegan contigo, te sacan provecho gracias a tu ingenuidad, ¿pero qué tiene de malo creer en el amor?, en mi perspectiva, nada.
Supongo que ese es mi mayor defecto y virtud al mismo tiempo, creo en la bondad, la justicia y la verdad, y es que yo me pregunto que si no empiezo con ello en mi vida ¿Quién diablos lo hará? ¿mis padres? Es el siglo XXI, debemos saber valorar la vida y así no desperdiciar ningún momento.
Hay algo que agradezco en su totalidad a mi vida, y es que, me brindo a mis mejores amigos, los chicos más locos, enfermizos y cariñosos que me he topado, realmente incondicionales.
Pero me ha hecho algo muy cruel, ningún chico me ha sabido amar, o mas bien yo he intentado amar a gente que solo me usa.
Solo espero no toparme en mi camino, a alguno que me haya destrozado, o al menos eso supongo.
Primer día de mi último año en la preparatoria “Joshua Castle”, todo empezó aquí.
Una noche en Las Vegas cambia la vida de Nailea, cuando despierta casada con Alex Milani, un carismático piloto de Fórmula 1.
Lo que comienza como una farsa para evitar un escándalo mediático pronto se convierte en un torbellino de emociones, atracción y secretos.
Entre el brillo de los eventos de alto perfil y las sombras del pasado, Nailea y Alex deberán enfrentarse a sus diferencias y a una conexión inesperada que podría unirlos... o romperlos para siempre.