En la ciudad de Neo Esperanza, la crisis ambiental había alcanzado un punto crítico. Edificios grises, cielos oscurecidos por la contaminación y calles llenas de desechos parecían definir el futuro. Pero en un pequeño laboratorio en el corazón de la ciudad, un grupo de jóvenes visionarios fundó "Verde Claro", una startup con la misión de revolucionar la gestión de residuos. Su innovadora tecnología, que combinaba sensores inteligentes y análisis de datos, prometía no solo limpiar la ciudad, sino también inspirar un cambio global hacia la sostenibilidad.