Siempre he vivido rodeada de magia sin la capacidad de controlarla, siempre he odiado querer practicarla, poder tocarla, observarla y estudiarla. Nadie nunca me enseñó sobre ella, simplemente oía a magos mencionar sobre sus cosas y siempre quise participar. Debo aceptarlo, nunca voy a tener el don corriendo por mis venas. Tampoco me explicaron las consecuencias de algo que debí conocer, pero pronto lo descubrí de la peor forma.