Una noche. Un beso. Fue todo lo que bastó para sacudir su mundo entero, una simple caricia y había caído completamente en los encantos de la mujer. Solo tenía que conseguir que ella le creyera. Lumila estaba embarazada, recién divorciada y con el corazón roto por la traición y la pena. Es por eso que cuando Vladimir decide cumplir con una de las más antiguas tradiciones y secuestrarla, dispuesto a demostrarle que es justo lo que ella necesita.