Oh Jolie, tan bonita como asquerosamente rica,
tan frágil como talentosa.
-En el mismo bar, a la misma hora, en la misma mesa con el mismo trago, se encontraba un veinteañero moreno. Aunque el lugar siempre estaba lleno, en su mesa solo había un asiento ocupado por el mismo.
Oh Jolie, mi mujer con mente de niña,
tan cautivadora como ingenua.
-Las luces se posaban encima de una hermosa silueta femenina, aplausos y silbidos se pronunciaban crecientemente. El piano iniciaba la función, acompañado de un dulce tarareo.
Mi Jolie, es tan grato saber que tus ojos buscan un amor puro, mientras que los míos solo te ven a tí.
-El silencio inundó a Nueva Orleans, como si la ciudad entera ansiaba escuchar la melodiosa voz de una moza.
Mi Jolie, mi apocalypse, oh querida, bendito sea el momento en el que te conocí, y en el que me aceptaste.
-Finalmente, y para principio de una canción, la muchacha posó su mirada a la mesa que se encontraba al lado del bar, cogió con delicadeza el micrófono, presumiendo un anillo en el dedo anular. Mera joyería para los demás, un secreto de dos amantes en el lugar.
Otra noche cualquiera en los años 1930, otra noche donde el jazz sonaba por donde pasabas, y este ocultaba los desgarradores crujidos de hueso humanos, engullidos en las sombras del estado de Luisiana.Todos os Direitos Reservados