Sus mentiras son como un laberinto sin fin, sus ojos como un abismo en el que no puedes evitar caer, pensé que podría salir vencedor de aquella fría mirada y de aquellas manos que con solo tocarme me hacían perder el control, pensé que no iba a llegar muy lejos, que no sentiría lo que me mata en este momento. “Él es peligroso, ten cuidado“, no quise escuchar comentarios, sin embargo, mi situación me llevo a cometer uno de los peores errores de mi vida, pero por más increíble que parezca, no me arrepiento de nada...