
En las entrelazadas sendas de este reino, el poder, como un río indomable, curva los destinos con su incesante corriente. En este cuadro desgarrador, el amor, aunque nos ciega, resuena como un eco fugaz entre sombras imponentes. No hay promesas de "felices por siempre", solo la realidad cruda que se despliega como cartas dispuestas para un juego sin tregua. El reino yace en espera, como un tablero de ajedrez donde monarcas y plebeyos, guiados por sus propios designios, se enfrentan como piezas en movimiento. Entre el jaque perpetuo, los nobles se debaten entre intereses y corazones, mientras los plebeyos ansían más en la penumbra de sus aspiraciones. Los jokers, como narradores de desdichas, bufan mientras la orden se desvanece. En este sombrío cuadro, la historia se desenvuelve como una rosa espinosa, donde el cuidado es esencial antes de que el inevitable dolor florezca. ¿El reino despertará de su letargo, o caerá presa de su propio juego interminable? No existen jaques. Pues ya están en Mate.All Rights Reserved
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