Debía decir que no. La razón le decía que no debía aceptar la mano de ese demonio. No hacerle caso a su curiosidad y seguir con una vida sin peligros. Pero si en algo era experto Lucifer, era en caer a la tentación. O en el que Lucifer se encuentra atormentado por sus pensamientos y no puede dormir. Alastor trata de consolarlo (a su manera) A