Cuando Amalia se muda a Florencia con sus padres, esperaba un cambio en su vida, pero nunca imaginó cuán drásticamente. Poco después de su llegada, extrañas desapariciones comienzan a ocurrir, sembrando desconfianza en la ciudad.
En su nuevo instituto, Amalia debe lidiar con Marco, un chico que no deja de molestarla con todo tipo de estupideces. Afortunadamente, cuenta con su gran amigo Alessandro, quien siempre la apoya y tiene un gran afecto por ella.
Un día, como cualquier otro, la vida de Amalia da un vuelco inesperado cuando su madre desaparece misteriosamente. Pronto descubre que todas las desapariciones están conectadas por una enigmática pintura, y se ve envuelta en un misterio que la llevará a descubrir secretos oscuros y enfrentar peligros inimaginables. En este viaje, Alessandro la acompañará porque, al igual que ella, su padre hacía tiempo que desapareció.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.