Tan solo tenía cinco años para comprender las vicisitudes de la vida cuando vi a mi madre morir frente a mis propios ojos, siendo ella asesinada.
Un tiro en su corazón me la arranco y junto con ella se fue mi inocencia, ni siquiera las terapias me ayudaron a salir de esta fuerte depresión y lo que hizo la situación insoportable fue que nuestro padre tuvo la increíble idea de separarnos a todos los miembros de mi familia, y enviarnos a diferentes estados y países.
Mi padre dispuso que yo, la menor de todos, debía esperarme a cumplir mis quince años y hasta que no los cumpliera, no íbamos a poder volver a nuestros orígenes, a nuestro país de nacimiento.
Pero al volver, tuve que soportar la noticia de haber perdido otro ser querido: mi hermano Nick, quien recuerdo tenía un maravilloso don, el canto. Aún sigo preguntándome... ¿Cómo es que una voz tan privilegiada fue arrebatada de este mundo de forma cruel?
Sin embargo, mi ingenuidad aún era latente y por culpa de esto, no pude formular una pregunta tan importante como... ¿Quiénes eran los que estaban en las sombras, acechando con la muerte, a los integrantes de mi propia familia? No esperábamos que a nuestro regreso ocurrirían eventos que cambiarían nuestra vida por completo.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...