La mayoría dirán que tienen un corazón de porcelana o piedra otros dirán que tiene de algodón o papel pero son muy pocos los que tienen un corazón de púas, un corazón vulnerable y lleno de cicatrices conocido por su actitud fría y distante. Esos pocos valientes con un corazón de púas son los que han aprendido a protegerse del dolor, aquellos que han sido heridos engañados o traicionado una y otra vez pero se han mantenido firmes. Son los guerreros del amor, los que entienden que la vulnerabilidad no es debilidad, sino fuerza. Son los que han aprendido a amar con intensidad, a pesar de las cicatrices que llevan en su interior. Y aunque pueda parecer que su corazón es impenetrable, en realidad late con una pasión y una entrega inigualables. Son los que han encontrado el equilibrio entre protegerse a sí mismos y darlo todo por los demás a pesar de que ellos no den nada por uno. Son los que, aunque duela, siguen eligiendo amar y la mayoría de ellos justifican sus errores diciendo que su pasado los volvió así, una respuesta muy triste pero razonables.