A veces no podemos controlar las cosas que nos prepara la vida, por más que quisiéramos, simplemente está fuera de nuestro alcance.
Amamos a quien no debemos amar, estamos con quien no debemos estar, confíamos en quien no debemos confiar, perdonamos a quien no debemos perdonar, perdemos a quien no debemos perder y soltamos a quien no debemos soltar.
A veces queremos pegar los vidrios rotos, pero al intentarlo solo obtenemos cortada tras cortada. Aún así seguimos tratando de pegarlo sin importar las cortaduras. Luego de un tiempo logramos pegarlo pero te das cuenta que ese esfuerzo no valió nada, pues el vidrio estaba pegado pero tenía grietas que no desaparecieron, al igual que nuestras cortaduras, que aunque curen, las cicatrices quedarían en nuestra piel.
Nacimos para hacer daño, estamos rotos, pero no nacimos rotos, recuerda:
Los dañados se convierten en dañadores.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...