[ Por mucho que la madre magia este de nuestro lado, no podemos dejar de lado a quienes consideran ser apartados de su hogar.
Entre nosotros nacieron magos dispuestos a sacrificarse por nuestra supervivencia, familias caídas en desgracia nacidas del otro lado tomaron el título de cazadores y se bañaron en la sangre de las bestias.
Cómo castigo ante su avaricia y completa falta de compasión por quienes pidieron su inocencia, fueron malditos por él. Abyss intervenido furioso por la pérdida de su gente, seres que vio nacer y formarse en sus múltiples vidas, caer en desgracia por seres vacíos
"¿Quieres el perdón?, Ven a buscarme".
Así comenzó la maldición que cubrió a todas esas personas que se bañaron en sangre con manchas oscuras y un dolor incontrolable que les hacía la vida imposible, no podía morir bajo sus propios medios ni buscar la cura en los santos, por qué estos los consideraban lo peor, una perdida inútil.
Solo debían esperar hasta morir de forma natural.
"Mi forma es variada, mi esencia es variada, puedo pasar a tu lado y no me reconoces".
O eso se pensaba.
La maldición poco a poco se trasmito a los hijos y de ellos a sus hijos, hasta un punto en que familias completas compartieron el dolor, y aunque no hubieran cometido el crimen, todavía se les consideraba culpables por portar aquella sangre manchada.
Pero como una señal de la madre magia, un día de la noche a la mañana, una familia de los malditos perdió sus manchas, todo tras que el hijo menor de la familia encontrará una parvada de pájaros alrededor de una mujer de ojos grises.
Todos que sabían las palabras lo entendieron. Abyss sigue vivo y cambiando, solo deben encontrarlo.
"Te diré una pista, tengo un gusto particular por las aves".]