Desde pequeña, intentaron enseñarme que la vida era blanco o negro, buena o mala, día o noche. Sin embargo, en mi mente siempre estuvo la pregunta: ¿dónde quedan los grises? ¿Son los malos tan malos en las historias de los "buenos"? ¿Los atardeceres realmente no tienen algún significado? Para mí, no solo existían los extremos; también existían los medios, los caminos que acortaban el proceso y los atajos para llegar a la meta. Para mí, existía más que el "te doy todo o te doy nada"; existía el deseo de cruzar ese camino paso a paso para darte todo.