Esta historia, relata una, de las tantas inusuales y magníficas historias de los célebres felinos de la sabana africana...sobre dos leones que desafiaron todo tipo de barrera, incluso para su propia estructura social.
Los leones, son quienes tienen las obligaciones de garantizarle a las leonas un terreno próspero y basto, con presas en abundancia, con nidos adaptados y capacitados para la crianza de los cachorros, patrullar innumerables colas de territorio para marcarlo, cada que sea posible.
Esto debe ser, para que sus compañeras tengan la seguridad, de tener un buen hogar y familia que proteger, y que por lo tanto, tienen una razón por la que deben dar todo de sí, y ser leales y luchar con uñas y dientes por su rey. Así mismo, logra formarse un equilibrio esencial... pero... la tarea más importante que deben cumplir... es estar preparados para el destierro...
Quieran o no, no importa que tan cómodo pueda vivir una manada de leones, inclusive si se es la manada más estable y "feliz", tarde o temprano, deben haber expulsiones difíciles... en su mayoría, es de machos jóvenes, que son vistos como una amenaza por su propio padre.
Unos meses de paz, en la vida salvaje y caótica como lo es la sabanah... pasan como si fueran solo dias.
Unos meses... Son más que suficientes que, mientras los cachorros del León padre, estén cada vez más plenos, regordetes, fuertes, y juguetones...otros leones, al otro lado de la sabanah, quienes no pertenecen a la privilegiada manada...esten preparándose para su próximo ataque.