Ella, simplemente era todo lo que él podía odiar. Creativa, dulce, carismática, extrovertida, con un gran sentido del humor y bueno... El odiaba eso de ella. Odiaba lo positiva que podía ser, odiaba el cariño que le tenía a pesar de como la trataba, y a pesar de todo, el no era capaz de dejarla ir. Todos los días una carta nueva. El la veía cuando las depositaba en su casillero, para después tirarlas sin siquiera haberlas leído.