- ¿Quién demonios eres, y por que mierda estas en todos lados?- pregunté realmente aterrado hacia aquella extraña chica frente a mi. - No hay nada que temer, Will. Soy tu ángel guardián. Me fue encomendado como misión protegerte desde hace más de un año. -sonrió cálidamente- Mi nombre es Preston, pero puedes llamarme Pres. - ¿Ok?- asentí extrañado- ¿Y por qué o de que se supone que debes protegerme? - Muchas cosas, pero por ahora sólo me encargo de las mujerzuelas que se te acercan. -rió tiernamente. Desde ese momento, aquella extraña y enigmática chica se convirtió en algo esencial para mi, parte de mi vida. ¿Quién diría que gracias a ella conocería el amor? Pero peor aún, ¿quién sabría los problemas que eso nos traería?