Zane, un fotógrafo de 25 años, solía sentir pasión y emoción al capturar la belleza de la vida con su cámara.
Pero, poco a poco, la negatividad lo fue consumiendo.
Una profunda culpa por su orientación sexual pesaba sobre sus hombros, obligándolo a mirar constantemente hacia atrás, hacia un pasado que no lo dejaba en paz.
Sus ojos ya no brillaban con la misma luz que antes. Dejar a sus padres había sido un desafío que, incluso hoy, seguía abriéndole heridas.
-¿Qué haces cuando tus padres ya no te quieren?-
Esa era la pregunta que rondaba en su mente cada día.
Al otro lado de la historia, estaba claro que el sueño de ser modelo se cumpliría para Ian.
Ian, con apenas 19 años, soñaba con convertirse en modelo y alcanzar la fama que tanto anhelaba. Era un joven carismático, de esos que te hacen sentir nervioso con solo mirarlos, no solo por lo apuesto de su rostro, sino también por la imponente presencia de su altura. Su forma de hablar, relajada y sin miedo, añadía aún más a su
atractivo.
Era el tipo de chico que te roba el corazón con su humor y te cautiva aún más cuando esbozaba esa sonrisa irresistible.
Dos personas, una atrapada en la incertidumbre y el pesar por su camino, y otra, con un futuro lleno de oportunidades, sin obstáculos visibles.
Dos jóvenes completamente distintos,
o tal vez no tan diferentes.
Ambos se cruzaron una cálida mañana en Londres, sin saber que ese encuentro sería el inicio de su historia de amor.
Porque enamorarse, a veces, no es la mejor idea.All Rights Reserved