Alastor falla con su plan para conquistar el infierno. Desesperado, busca otra solución para esto. Entonces, un pequeño hombre se le viene a la mente. El soberano. Él era la única manera de llegar al trono, pero, ¿Cómo lo convencería de cederle su puesto? El soberano no es ningún loco para darle el reino a cualquiera. ¿Entonces cómo lo haría? Pues Alastor ya tenía una idea. Por lo que sin pensarlo más, pone en marcha su plan B; conquistar el corazón del Rey.