"No me arrepiento de absolutamente nada, matarme no hará a nadie volver. Disfruten de los deliciosos restos de mis presas." Y así fué como aquella palanca para dar muerte súbita fué bajada con rabia, finalmente había muerto un monstruo, un ser despiadado que ni sabiendo que lo matarían como un vil bicho se arrepintió de alguno de sus crímenes. Algunos estaban aterrorizados por su cínica y aterradora mirada a las familias de las víctimas, otros estaban disfrutando ver cómo su cuerpo se retorcía por la corriente en el. Y algunos otros simplemente respiraron tranquilos al saber que ese monstruo ahora se pudriría en el infierno por su eternidad. O quizás...