Gwen Murillo no tiene tiempo para las tonterías. Entre ser parte del servicio de bomberos de Baskerville y mantener a pie su hacienda, sus horas de descanso son casi inexistentes. Es por ello que nunca se interesó en conseguir pareja. Mucho menos pensó en tener hijos. Todo en ella es bastante monótono, atiende a las emergencias de su pueblo, trabaja transportando heno, leche, pastoreando ovejas, vuelve a casa, duerme y el ciclo se repite. Puede que esté cansada, pero el deber es el deber y ella nunca le ha fallado a nadie. Es por ello que cuando recibe una llamada proveniente de la chica nueva del pueblo donde un cocodrilo se ha metido a su casa, no duda en salir al rescate con el equipo especializado en esos casos. Pero entonces hay graves problemas. El cocodrilo dañó la fuente de agua potable de la chica nueva. El cocodrilo dañó la entrada principal de la energía eléctrica. El cocodrilo dejó a una desconocida sin agua y sin luz, lo que para un pueblerino puede no ser un gran problema, pero lo es para Lisa Decker, una chica de ciudad. Y aunque Lisa decide no molestar e intentar resolverlo por sí misma, los nervios la superan cuando al día siguiente hay un toro en su casa y termina lastimándose un brazo en el proceso de huida. Gwen no quiere problemas, pero la culpa la invade al ver a la linda y delicada rubia herida, sin agua y sin luz. Sabe que meter a una mujer de ciudad a su casa no es la mejor idea, pero es la más viable. Por lo menos hasta que la visita acabe. O hasta que la visita, una rubia aparentemente soltera, atractiva e inteligente, acabe con ella. No te enamores de Lisa Decker, Gwen. No te enamores de Lisa Decker.