Mi nombre es Liana Watson, pero todos me dicen Lia, Lia de liar y no en el sentido más caliente de la palabra, sino del liar que es sinónimo de pescar problemas de gratis. Gracias a esa fama, me convertí en toda una maestra a la hora de encontrar complicaciones o quizás ellas mismas veían en mí una especie de cartel en la frente. Y nada de eso cambió cuando lo conocí a él, sí, el mayor lío de mi vida, el caos y el peligro personificados, que se cruzó en mi camino y transformó toda mi existencia en un torbellino de emociones imposibles de contener.