Estuvo ahí en el momento de su creación. Observó en silente asombro la forma en que las partículas de polvo dorado flotaban a su alrededor, esculpiendo su cuerpo mediante minúsculas cargas eléctricas, flotando por los aires con una gracia y perfección que Lucifer jamás había visto en anteriores creaciones. O como Lilith y Lucifer se conocieron, se enamoraron y al tentar el destino, terminaron cayendo hacia su perdición.
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