La ambigua creencia de que los deseos pueden cambiar la vida de las personas ha existido desde tiempos primigenios. Los deseos pueden convertirse en una esperanza que aferra a las personas a la creencia de que algo mágico e inexplicable solucionará sus problemas y les brindará una vida mejor. Sin embargo, hay personas que ya no creen en ello después de tantos infortunios. Quackity es un padre soltero que tiene bajo su cuidado un niño de 4 años al que debe brindar cuidados y atenciones especiales debido a los diferentes padecimientos congénitos del niño. Después de diversas desgracias que golpearon su vida, Quackity terminó solo, con múltiples deudas y viviendo al límite mientras intenta dar lo mejor de sí a su pequeño hijo. Después de abandonar sus sueños e ilusiones para llevar comida a la mesa, terminó trabajando en unas oficinas donde su poca estabilidad se pierde entre tanto papeleo. Sin esperanza de que las cosas mejorarán, ha preferido ahogar su dolor, tristeza y estrés en el mundo sombrío de las bebidas cuando tiene la oportunidad. A pesar de todo, lo más importante en su vida es su hijo, y aunque no tenga expectativas, espera que él pueda ser feliz. Todos los problemas y el empeoramiento del estado de Quackity con el tiempo han preocupado a su hijo, que con toda su inocencia y deseo de ver sonreír a su padre, ha decidido pedir un deseo a las estrellas: "𝗗𝗲𝘀𝗲𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗶 𝗽𝗮𝗽𝗮́ 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗳𝗲𝗹𝗶𝘇". Milagro o fortuna, magia o ilusión, su deseo ha sido escuchado por aquellos que miran desde las alturas. Sus vidas, la suya y la de su padre, cambiarán de ahora en adelante.