Audrey Black había vivido toda su vida en el mundo de las apariencias y el glamour. Por fuera tenía todo lo que un adolescente podría desear: fama, fortuna, un grupo de amigos leales y un amor soñado, pero dentro de su corazón el brillo y la color que una vez había sido su vida, ya no estaba ahí. Aunque aún lo tenía todo, algo seguía faltando. Ella sentía que ya no había un propósito o un motivo por el cual seguir viviendo su vida habitual. Todo había perdido su significado, y ella estaba perdida y solo en un mundo de superficialidad. Aunque a todos parecía que su vida era perfecta, estaba vacía y sola, y sentía que no iba a poder lidiar con eso por mucho más tiempo.