"Solo quería una familia, una vida feliz"
Esa era mi único deseo, y lo fue hasta que di mi último suspiro. Mi vida no fue mala pero tampoco la mejor, aun así no me rendí a pesar de las adversidades que me daban los caminos que tomaba. Fui herida incontables veces, ingenua, tal vez hasta tonta, sin embargo no perdí la esperanza de que las cosas cambiarían, así fue hasta que me internaron en un hospital por una de las peores enfermedades que podrían existir, con la cual acabe sucumbiendo, y mi pensamiento final fue....
¿Por qué no pude lograrlo? ¿Tan mala fui en mi vida pasada (si es que eso existe) para que las cosas no se me dieran aun con todo lo que luche? Tenía sólo 39 años el día que morí y me entregue a la luz tranquila, rezaba para que me recibieran en el cielo, no me consideraba una mala persona, y jamás le hice daño a nadie y tampoco le desee el mal a ningún ser, ni siquiera a los que antes me hirieron.
Pensé que descansaría, y de ese modo me olvidaría para siempre de mi mayor anhelo. No obstante, lo que jamás imaginé y lo cual creía firmemente que no existía, terminó pasando.
Desperté una vez más, viva, en un nuevo cuerpo. Y lo primero que pensé fue...
"¡¿QUE MIERDAS ACABA DE PASAR?!" Para luego ser acunada gentilmente por una vieja mujer, quien estaba a acompañada por un señor mayor, seguramente su esposo. Mi cara en shock y de espanto debió divertirles ya que sonrieron alegres.
Padre mío, Dios todo poderoso... ¿En dónde rayos acabe?
Sin embargo mi respuesta no sería respondida, hasta mucho más adelante en el futuro.