Un plan trazado, con un fin desagradable. Clarisse y Andrew, dos vulgares ladrones, o digamos que uno más que otro, buscaban como obtener dinero de manera ilegal, poco confiable y sobre todo de mala manera. Muchos robos y muchos planes victoriosos los llevó a pensar que una propuesta de matrimonio por contrato los ayudaría a conseguir mucho más dinero, el pago por el favor y el que sacarían de manera ilícita. A oídos de Andrew llegó la inquietud y necesidad del empresario Arthur por conseguir una esposa, propuesta que llegó a Clarisse por medio de su amiga, sin saber el porqué tan repentino de aquello. Rápidamente Andrew trazó el plan, casar a su novia Clarisse y quitarle su dinero al empresario, uno que lo ayudaría con muchas deudas. Con lo que no contaba era que al lanzar a su novia a los brazos de otro por conveniencia, ésta caería en las garras de lo que un verdadero amor representa. Es ahí donde las decisiones harán que Clarisse se quede de manos atadas, y que lleguen las verdaderas amenazas.