Jenna

Cómo duele estar enamorado de alguien que no sabe ni que existes.
Y peor todavía, que ella te odie.
Que ella te ignore y no se haga una idea de lo cursi que Emily es en su cabeza por Jenna.
Jenna es así y Emily ha ido aguantando cada año de su vida en ese maldito instituto. Los golpes...las veces que ella guardó los moratones recién hinchados bajo un cardenal azul que no quiso mostrarle a nadie por Jenna.
Por el miedo, el maldito miedo ese que siempre cruzaba los cables en su cabeza, por el que temía un tipo de medidas extremas por parte de sus padres al instituto y a Jenna.
Y que eso significara dejar de verla para siempre o que ella simplemente la odiase más.

Aunque tal vez hubiese sido mejor todo eso para que Jenna abriera los ojos por primera vez en todo ese tiempo. Mejor que todo lo que Jenna tenía preparado ese año para Emily y sus amigos.
Y Emily no podía contar con sus padres porque en la adolescencia todo es tan difícil que a veces olvidamos que ellos están para ayudarnos.