En medio del dolor por la trágica pérdida de Catalina, Charles se encuentra enredado en un torbellino emocional que lo consume. Mientras intenta sobrellevar su sufrimiento, una confusión surge cuando ve a Annia, la gemela de Catalina, en el circuito. Aunque inicialmente cree que es Catalina, la realidad choca contra sus expectativas, dejándolo aún más desconcertado y vulnerable. Mientras tanto, Annia lucha con su propia carga emocional, sintiéndose utilizada por sus padres para aliviar su propio dolor. Con valentía, se niega a dejarse arrastrar por la sombra de su hermana y busca afirmar su propia identidad, desafiando las expectativas de todos los que la rodean. A medida que la trama avanza, Charles se obsesiona cada vez más con la idea de recuperar lo que perdió, encontrando en Annia una vía para llenar el vacío dejado por Catalina. Esta obsesión lo lleva a tomar decisiones arriesgadas y a ignorar las señales de alerta que lo rodean, poniendo en peligro su propia salud mental y emocional.