El Kwisatz Haderach aún no debería haber nacido. Cuidadosos planes de siglos desperdiciados por la decisión de una mujer y ahora todos pagarán el precio. Amira Zartremen sabe que la guerra se acerca inevitablemente. Sus sueños le muestran un futuro que no desea presenciar, uno en el que el poder cambia de manos y corren ríos de sangre. En ellos ve a un monstruo, reverenciado por muchos como si de un dios se tratase, y su destino unido al de él. La única esperanza es seguir el camino que aleje sus pesadillas. Paul Atreides debe morir.