En una pequeña ciudad envuelta en tradiciones, Mya dejó de ver su reflejo como el de alguien que ya no reconocía. Crecer siempre fue un desafío, pero más aún cuando cada espejo le recordaba que el mundo esperaba a alguien diferente. La familia y amigos creían conocer a Mya, pero dentro, una verdad suprimida clamaba por ser escuchada. "Soy un chico," se admitió Mya una noche de desvelo y desesperanza, comenzando un viaje hacia su auténtica identidad.All Rights Reserved